jueves, 5 de noviembre de 2009

UNA MIRADA HACIA EL FRACASO EMPRESARIAL


El fraude, como bien es conocido, todo engaño hacia un tercero, abuso de confianza, simulación de situaciones, etc., que da como resultado una presentación equivocada de hechos o el mantenerlos en secreto, es un acto que se vive desde la más pequeña hasta la mejor familia, desde la microempresa, empresa unipersonal hasta las grandes multinacionales y empresas del Estado.


La situación actual del fraude empresarial es preocupante, debido a que muchos de los actos delictivos que son llevados a cabo, son ejecutados por profesionales altamente calificados, quienes en su momento dado prometieron desempeñar su profesión a cabalidad, guardando respeto por la ley, la moral y los principios éticos.


Hoy en día, son muchas las empresas que han pasado por situaciones fraudulentas que las han llevado en la mayoría de los casos a cerrar sus puertas debido a la falta de compromiso y principios morales de los profesionales que desempeñan los mejores cargos. Es difícil y casi imposible para los empresarios aceptar el hecho de que el personal que se supone ser de su entera confianza y quienes nunca los engañarían, son quienes están a la cabeza de los actos delictivos que los llevan a la bancarrota.
Para los estudiantes de Contaduría, es alarmante encontrar que la mayoría de los fraudes internos de las empresas son realizados por Contadores que se supone “son quienes saben hacer toda la gestión en los Estados Financieros”. Entre algunos de los fraudes que se realizan encontramos: Manipulación, falsificación o alteración de registros o documentos, Malversación de activos, Supresión u omisión de los efectos de ciertas transacciones en los registros o documentos, Registro de transacciones sin su debido soporte y la incorrecta aplicación de políticas contables.


Frecuentemente, el fraude es cometido por razones tales como la falta de controles adecuados, mala capacitación de personal, la baja o alta rotación de personal, los bajos salarios, la existencia de activos de fácil conversión como bonos, pagares, la legislación deficiente y las actividades incompatibles entre sí.


Prevenir el fraude empresarial puede ser muy sencillo si los ejecutivos o directivos de las organizaciones están altamente capacitados para mejorar el control administrativo, implementando practicas y políticas de control, además analizando los riesgos que conducen a cometer fraudes en las compañías y otra forma aún más interesante es retener personal calificado y comprometido, proporcionándole buena remuneración y motivándolos para evitar que estos lleguen a pensar alguna vez en cometer un fraude.